La inteligencia artificial (IA) está cada vez más presente en el ámbito legal, herramientas como la conocida IA ChatGPT, nos abre camino a la facilidad y automatización de procesos, ya que con un clic realiza nuestras tareas rutinarias. Para los abogados, en su quehacer cotidiano, es de gran ayuda pues permite el análisis de grandes volúmenes de información y la elaboración de documentos básicos.
Sin embargo, estas herramientas se han caracterizado igualmente por la gran desinformación en el uso de las mismas, así como por la aplicación indebida en múltiples escenarios. Tales falencias se manifiestan a partir del uso excesivo, la ausencia de revisión del producto arrojado por estas y la información a veces errada o inexacta que presenta, sobre todo en el ámbito legal. Tales problemáticas pueden acarrear graves consecuencias, relativas incluso a la vulneración de derechos, hasta faltas a la ética profesional.
Por lo anterior, las firmas de abogados y profesionales del derecho, deben tener cuidado a la hora de incorporar a su ejercicio profesional este tipo de herramientas, pues si bien permiten agilizar, estandarizar y automatizar el trabajo, requieren de una revisión posterior y verificación de la autenticidad de la información ofrecida, de modo que puedan garantizar un filtro de calidad, evitando así inconvenientes legales.
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